Filomena    HELENA CASTILLO
puesta en escena    Sergio Plou

escenografía    La Golosa
iluminación    Lucendi
arte sacro    Very Holy Art
vestuario    Mª José Huguet
efectos especiales    J.  Beguería
diseño gráfico    José Luis Cano

una producción de
FACULTAD MERMADA




Dossier provisional, clic para visualizar




UNA MUJER CON NOMBRE DE TORMENTA

    De todos los personajes que he interpretado, Filomena es
uno de los más ajenos a mi forma de pensar, y cada función
me exige un gran gasto de energía.

    La valiente Filomena vive atrapada en una broma de mal gusto y cuando descubre la podredumbre que la rodea ya es demasiado tarde. Está muy sola, se siente acorralada entre la espada de su propia mentalidad y la pared de la existencia. Y por eso termina huyendo.

    Siempre me han llamado la atención ciertas ideas que defienden algunas amistades y conocidos, gentes cargadas
de honradez y bondad que enarbolan símbolos arcaicos
con una cabezonería digna de mejores causas. En el fondo, interpretar a Filomena es un elogio a sus cualidades y una crítica a sus dogmas. Pero esa cabezonería, tan humana y
tan patética, me obsequia con momentos tan divertidos y situaciones tan esperpénticas que dejarlas caer en saco roto sería un verdadero desperdicio.

    Para coger fuerzas, veo a Filomena empinando el codo con buenos tragos de agüita del Carmen. La comprendo cuando busca el placer sin ningún rubor en el misericordioso don Toribio. Y también la observo con deleite cuando pretende dar una pincelada de modernidad a su vieja empresa familiar, intentando de paso crear una nueva versión de sí misma. Más auténtica. Más veraz. Filomena sólo necesita para salir adelante un país más colorista, un buen mercado donde hacer caja y un territorio donde el montante sea lo más importante. Ya se encargará ella después, con todo cariño y absoluto descaro, de pasarnos la factura por sus fantásticos productos.

    Ponerme en la piel de Filomena me sumerge en un mundo
tan surrealista y divertido que la oscuridad del futuro me regala de pronto un ápice de esperanza.

HELENA CASTILLO




    Filomena se ve envuelta en un proceso de pérdidas
económicas que la acorralan durante tres meses consecutivos,
y en el padecimiento descubre un complot
para apartarla de su empresa familiar.

               Con el propósito de resolver sus penurias
y recuperar el control, se embarca en una odisea contra las mentalidades más obsoletas de su sector laboral,
y esta pelea la sumerge en aventuras casi alucinatorias.











Ahora que la justicia y la rectitud brillan por su ausencia,
la integridad de Filomena se ve abocada a caminar
por los márgenes de la honestidad.

Frente a una sociedad que no la escucha,
las trapisondas que atraviesa Filomena y sus salidas de tono pueden producir hilaridad o estupefacción,
pero son fruto de una personalidad irredenta,
de un carácter sincero y de un formidable entusiasmo
que se resiste y evoluciona con una dedicación
y una ternura encomiables.

IRREDENTA es un chispazo,
una garrampa festiva que nos permite volar por la comedia
mientras dibujamos a una mujer inasequible al desaliento, franca y vehemente en su frenética visión comercial,
pero solitaria y conmovedora en su vida privada.

IRREDENTA ofrece un paisaje
donde la imaginación puede reñir con el dogma
y salir indemne.

Es una obra atrevida,
un revulsivo jovial para una época lamentable.

SERGIO PLOU